miércoles, 9 de junio de 2010

Duda y tentación


Caminaba por mi segunda casa, en busca de mi café habitual, y en fracción de segundos decidí cambiar un poco la rutina, y me fui por otro café en otro lugar.

Al llegar al local, pedí mi café tal como me gusta "marrón claro tibio espumoso", como siempre tuve que repetir el pedido un par de veces porque nunca lo entienden de una sola vez, quizá es demasiado largo y complicado.

En fin, me senté y justo al hacerlo, vi en la silla que estaba justo al lado algo muy parecido a un teléfono celular de estos que catalogan de "smart", me sorprendí como era de esperarse, y sin dudarlo lo agarré y es cuando me doy cuenta que era un IPhone, prácticamente nuevo de paquete con un forro un tanto fucsia, lo que hacía indicar que la despistada en cuestión (la dueña) era una mujer.

Es impresionante como en fracción de segundos se aparecen en cada hombro el diablito y el angelito, cada uno diciéndote qué debes hacer y qué no debes hacer; creo que hasta a la persona más honesta de este mundo, le ocurre que por segundos pone en una balanza su honestidad o su viveza, en este caso "venezolana".

Después de esos segundos de lucha entre el bien y el mal, todo estaba claro, la honestidad podía mucho más, por un segundo me imaginé cuánto le habría costado a esa persona poder tener ese celular, toda la información que seguro manejaba en él, y en fin, la angustia que seguramente estaba pasando en ese momento por haberlo extraviado.

Inmediatamente me puse a buscar números telefónicos y pude contactar con un familiar, y bueno en cuestión de una hora máximo ya la persona estaba en el mismo café buscando su celular.

Sonará tonto, pero el ver la cara de alegría de esta muchacha me llenó de satisfacción, eso que llaman la buena acción del día. Me dijo gracias unas mil veces creo yo, me ofreció hasta recompensa, pero me di por pagado con un café con extra de chantilly.

Son esas pequeñas cosas que te ratifican con que tipo de material viniste a este mundo, y es una manera de generar sonrisas en alguien que la había extraviado esa tarde, "ya lo había dado por perdido, pensé que no duraría ahí ni dos segundos". Y sí, seguramente hubiese sido así, pero llegué yo y no otro no?

Me sentí bien, muy bien... eso es lo que importa.

2 comentarios:

  1. Si, eso es lo que se llama "la buena acción del día". Me ha pasado mucho pero siempre me voy por el lado, digamos correcto, es muy gratificante!

    Buen post!
    Saludos!

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  2. Gracias muchachos! saludos y gracias x leer

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